Seguramente todos hemos escuchado la frase que dice que con el diario del lunes todo sería más fácil o si me dieran el diario del lunes podría tomar mejores decisiones. ¿Lo cierto es que el diario del lunes nos lo han robado, quien? No sabemos, pero tenemos un antídoto para eso y es la planificación.
El estar preparado y anticiparse a donde “va a caer la pelota” nos permite tener una visión y un amplio abanico de opciones para activar según lo que pueda llegar a acontecer. La previsión es parte esencial del proceso de planificación, supone mirar al futuro y predecir que podría pasar.
¿Qué ocurriría sino distinguimos entre asuntos importantes y urgentes en nuestra vida?
El peligro de no distinguir entre lo importante y lo urgente, es el tratar todo asunto como si se necesitará para hoy, trabajando en modalidad multitarea (multitasking), tratando de complacer a todo el mundo, pero terminar sin satisfacer las expectativas de nadie.
En definitiva, planificar es un habito, consiste en perseverancia y en tomarse el tiempo necesario para reflexionar y proyectar nuestra semana, mes o lo que queramos.
No es falible, pero reduce la incertidumbre y minimiza los riesgos (ya con esto se paga el trabajo).
Diría Peter Drucker: “La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes “.
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