Las preguntas clarifican los mensajes, exploran problemas, definen asuntos, etc.
Impulsan a pensar, indican una pausa para encontrar las respuestas que estamos buscando.

¿Cómo sabemos cuándo estamos ante una pregunta poderosa? la respuesta es fácil, si una pregunta está orientada al futuro e incita a la acción es poderosa, cuando es capaz de tener un sentido más allá del de una simple pregunta o cuando trasciende mayores límites. Las preguntas poderosas impulsan, estimulan, generan ideas o provocan curiosidad e invitan a indagar.
El arte de preguntar fue desarrollado por Sócrates, por lo tanto, no es algo nuevo, el problema es que con el paso de los años hemos dejado de darle la importancia que realmente se merece. Sócrates afirmaba que lo más importante que había hecho en su vida era enseñar a los hombres a preguntar, y nosotros queremos seguir sus pasos para que las preguntas vuelvan a ser algo esencial en nuestras vidas.
Las preguntas buenas son herramientas muy valiosas si van acompañadas de respuestas reflexivas. Lejos de que nos importe cómo nos perciba la gente, al hacer preguntas demostramos entre otras cosas un interés genuino.
Saber hacer buenas preguntas mejora la calidad de las acciones, potencia la innovación, genera un ambiente de curiosidad y estimula la conversación reflexiva. Esto ayuda a crear energía, motivación y compromiso, ya que las preguntas nos llevan a más preguntas.
El impacto que deja la calidad de las preguntas determina en gran parte la calidad de los pensamientos.
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