Días atrás vi una publicación que decía que lo más inteligente que podemos hacer en esta vida es “saber cuándo marcharse”. Marcharse de una situación incómoda, de una relación cuando se está poniendo tóxica, de un empleo que no te permite desarrollarte, etc.
¿Cuántas veces nos hemos quedado anclados en un presente incómodo? En un presente que nos hace tristes, que nos deja sin ganas y sin aliento pero aún así, seguimos ahí.
Marcharse a tiempo es una decisión que puede hacerte sufrir y romperte en mil pedazos.
Pero te da la oportunidad de volverte a recomponer más fuerte, con más sabiduría, más vida y más feliz.
Que no exista una buena razón para quedarse es una buena razón para marcharse.
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